MI 12
Si en toda situación
pudiéramos actuar conscientemente no nos entregaríamos a la consideración
interna.
La consideración
interna nos induce a dormir más que cualquier otra cosa.
Derrocha nuestra
energía.
Si tan sólo
pudiéramos considerar externamente ahorraríamos energía.
Si en toda situación
pudiéramos actuar conscientemente crearíamos energía.
Actuar conscientemente
significa actuar sin identificarse.
La identificación
lleva a la acción inconsciente.
Actuar
conscientemente en toda situación sería actuar sin identificación.
Actuar sin
identificación es una manera de darse el primer choque consciente.
Darse el primer
choque consciente es crear energía.
De tal modo dos
nuevas energías se forman en la máquina humana —la energía 24 en la primera
etapa potencial denotada por Re, y la energía 12 en la nota Mi.
Esas dos energías
recién creadas que aparecen en la máquina, a causa de haberse dado el primer
choque consciente, afecta fuertemente el obrar de los centros emocional y
sexual respectivamente.
Las energías Fa 24
y Sol 12 también son creadas.
Habrán notado que su
posición en la octava no es tan potencial como la de Re 24 y Mi 12,
pero ejercen asimismo su influencia sobre los centros emocional y sexual,
modificando la calidad de su obrar.
El hidrógeno Si 12,
producido por el choque mecánico de la respiración, debido a su posición en la
octava tiene menos potencialidad para el desarrollo —esto es, para la
diferenciación—.
Es viejo, por así
decirlo, y más fijo.
Tiene menos juventud.
La creación de esas
nuevas energías, que no están presentes en el hombre mecánico y de mente
sensual, tiene que ver con la transformación última del centro sexual en centro
emocional superior, y su alejamiento muy gradual del centro instintivo, el
identificarse, y los estados negativos y las auto-emociones que caracterizan el
obrar del centro emocional.
Todas estas tres
energías 12 pueden convertirse en Hidrógeno 6 bajo las
pulsaciones del segundo choque consciente que posibilita gradualmente el
contacto con los centros superiores.
Empero, para que el
segundo choque consciente empiece a actuar en una persona es preciso que Mi
12 esté presente en suficiente cantidad y retenido en los momentos
deseados.
Aquí es mucho lo que
perdemos por el sueño y el hábito.
Quiero decir que no
somos alertas, ni sensibles internamente.
Hay una rueda
giratoria de oportunidades y cuando nos ayudan no reparamos en algunas de
ellas.
Ninguna de esas
condiciones se cumplirán, por supuesto, si una persona es crónicamente negativa
e identificada o no quiere ver la insinceridad —un mal defecto— o se deja guiar
por el apetito y el sí y, en suma, no trabaja.
En este caso, no se
creará ninguna energía especial Mi 12; y el Trabajo no puede ayudar.
Dicha persona no verá
nada de extraordinario en la vida; no tendrá visión alguna del trabajo; no
transformará ninguna impresión y seguirá viviendo en los olores de la mente
sensual y sus obras muertas.
No tiene utilidad
alguna hacerme preguntas acerca del segundo choque consciente.
Lo único que les
puedo decir es que es imposible comprender cosa alguna acerca de ese particular
mientras Mi 12 no esté presente y en cantidad suficiente dentro de uno
mismo.
En suma, es preciso
darse el primer choque consciente antes que se pueda conocer la naturaleza del
segundo choque consciente, y llegar a conocer qué es y todo acerca de sus
muchos aspectos, y así crear Mi 12, e impedir su descenso al nivel
sensual, hasta que nos muestre la dirección del segundo choque consciente.
Porque, como José,
puede interpretar los sueños del Faraón.
Ahora bien,
recordarse a sí mismo en infinitas situaciones diferentes es buena cosa.
También lo es actuar
más conscientemente, lo cual sólo empieza cuando se repara en las reacciones
mecánicas después que han tenido lugar y se las recuerda y luego se actúa
diferentemente, cosa en realidad muy conveniente.
Como se dijo, esto
equivale a darse o tratar de darse el primer choque consciente.
He reparado en como
se hacía.
Pero la gente prefiere
conservar sus oscuras y gastadas vestiduras psicológicas —sus viejas
reacciones— y se aforra a ellas.
Recordarse a sí mismo
de seguro que no es recordar esas vestiduras.
Me imagino que con
este proceder nunca se encontrarán rastros de la presencia de Mi 12 en
una persona.
La encantadora
juventud lo evitará —como el veneno.
Por eso es necesario
pensar acerca del primer choque consciente y de la primerísima importancia que
tiene en el Trabajo, porque sin Mi 12 hay escasas posibilidades de
cambiar el ser.
He dicho que sólo me
refiero al primer choque consciente.
A este respecto
agregaré que no ha de satisfacer a la gente seguir siendo lo que es.
Hay en ello demasiada
autocomplacencia e indiferencia.
Es preciso sopesar
cuidadosamente si una persona no está, en el fondo, satisfecha consigo misma
tal como es, y sólo desea comprar un coche nuevo.
No es necesario
señalar que si una persona está satisfecha consigo misma todo intento de recuerdo
de sí hará que se sienta aún más satisfecha consigo misma tal como es.
La adoración de esa
cosa confusa llamada uno mismo es la más común, la más comprometedora y la más
limitada de las religiones.
A menudo va
acompañada de ritos cómicos.
Pero aquí no es
aconsejable burlarse de tal cosa.
Estallamos, nos
ruborizamos, palidecemos, nos dejamos dominar por la ira, y nunca perdonamos.
¡En qué estados estamos todos, sin excepción alguna!
Sin embargo, aun en
estas condiciones, es posible trabajar de nuevo y a menudo sobre el primer
choque consciente: y descubrirlo para nosotros mismos, tal como somos
en esta etapa.
Nuestra misma
violencia nos proporciona el material para el recuerdo de sí.
De seguro no podemos seguir
satisfechos con nosotros mismos después de percibir los inestables cimientos
de nuestro destartalado ser, que la última persona en el reino de los cielos
haría desaparecer con una trivial observación.
Sí, de seguro
necesitamos nacer de nuevo; y esta vez no en carne y hueso, sino en Agua y
Espíritu.
Esto significa tener
otros cimientos y muy nuevos: y ser así el Hombre Nuevo.
Todo el Trabajo trata
de este paso que hay que dar.
Maurice Nicoll
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