jueves, 1 de octubre de 2015

LOS HIDRÓGENOS PARTE 4

LOS HIDROGENOS PARTE 4
Por: Maurice Nicoll

EL PRIMER CHOQUE CONSCIENTE I

Introducción

Esta noche hablaremos del primer choque consciente, por cuyo intermedio son creados en el cuerpo los hidrógenos adicionales.
                                            
El punto en que es dado el primer choque consciente es el lugar de entrada de las impresiones que llegan a la conciencia donde Do 48 entra en el piso superior de la fábrica y donde está presente el Hidrógeno Mi 48, que viene del comienzo de la octava de aire.

La octava de aire, en la etapa Mi 48, no puede seguir hasta Fa 24 a menos que se le de un choque, y la octava de impresiones, que se inicia en Do 48, ni siquiera empieza a desarrollarse a menos que sea activada por un choque.

El choque, que se necesita en ese lugar del piso superior es llamado por lo general el choque del recuerdo de si.

Pero antes de proseguir, es preciso comprender claramente que éste choque no sucede mecánicamente, tal como lo hace el choque de la respiración.

Es un choque que debe ser dado deliberadamente, por cierta clase de esfuerzos, todos relacionados con el despertar, y esos esfuerzos se llaman generalmente recordarse a sí mismo.

Si este choque se da con éxito, las impresiones provenientes del piso superior como Do 48, y que llegan a la conciencia, son transformadas en Re 24 y luego en Mi 12.

Al mismo tiempo la octava de aire puede pasar de Mi 48 a Fa 24 y después a Sol 12.

Por lo tanto el resultado del primer choque consciente es la creación de los Hidrógenos adicionales Re 24, Mi 12 Y Fa 24 y Sol 12.

Observarán que hay ahora, en el piso inferior, tres Hidrógenos 12, donde anteriormente sólo había uno —a saber, Mi 12, Sol 12 y Si 12.

Aquí presentamos un cuadro en forma de diagrama que muestra qué energías adicionales pueden ser creadas en el Hombre cuando empieza a vivir más conscientemente y trabajar sobre si y recordarse a si mismo —es decir, cuando se da el primer choque consciente.

Recuerdo de Sí:

Para la mayoría de la gente, hasta para la gente culta y que está acostumbrada a pensar, el principal obstáculo que les impide lograr el estado de conciencia llamado recuerdo de sí radica en el hecho de que creen estar ya en posesión de el.

Piensan que pueden recordarse a si mismas y todo lo que hacen y cuanto dicen, y no solo piensan que están conscientes en todo momento y que tienen conciencia de si mismas, sino que creen que también tienen conciencia de su vida interior y que tienen pleno conocimiento de todos los pensamientos y emociones que las atraviesan en una corriente ininterrumpida.

Y porque piensan que siempre se recuerdan a si mismas y actúan y hablan con plena conciencia y tienen plena percepción de todo cuanto dicen y hacen, creen tener una verdadera voluntad y un "yo" permanente e invariable, y la capacidad de hacer —por ejemplo, creen que pueden cambiar si realmente desean hacerlo, o cambiar su vida, o cambiar a otras personas, o hacer lo que quieran.

Pero claro está que en un principio no pueden cambiarse a si mismas, ni su vida, ni a la demás gente, "ni hacer lo que les de la gana, porque no poseen ninguna voluntad verdadera, sino muchas voluntades contradictorias, ni tienen un "yo" permanente, sino muchos "yoes" cambiantes, y cuando hacen algo no lo hacen por voluntad consciente ni por elección consciente, sino por lo que les acaece en ese momento.

Porque del mismo modo que en la vida todo sucede de la única forma posible en que podría suceder, y en realidad nadie hace nada en absoluto, aunque pareciera que la gente hace, así ocurre en el caso de un hombre tomado individualmente.

Todo en su vida tiene lugar de la única manera en que posiblemente puede tener lugar, y mientras el hombre siga siendo el mismo, todo lo demás será lo mismo.

Es evidente que un hombre no se interesará si se le habla de un estado de conciencia que ya cree poseer.

Y esta es una de las razones por las que la gente encuentra tan difícil comprender la menor cosa sobre el significado del recuerdo de sí o el estado de percepción de sí o conciencia de sí.

Atribuyen ese estado a si mismos tal como son y creen en realidad que pasan su existencia en pleno estado de conciencia.

No se dan cuenta de que no pueden evitar hacer lo que están haciendo y creen que todas sus acciones están controladas por la voluntad.

Sin embargo el estado de conciencia ordinario en un hombre es casi lo contrario de todo esto.

Un hombre ordinariamente no se recuerda a si mismo, no tiene percepción de si mismo, no es exactamente consciente de lo que hace o de lo que dice.

Ni toma las decisiones que imagina tomar, ni es exactamente consciente de su vida interior, que en realidad es para él muy oscura.

De todos los pensamientos y sentimientos que pasan a través de él mecánicamente apenas tiene conciencia de la millonésima parte.

Empero, en realidad el estado de conciencia llamado "recuerdo de si" en el cual el hombre tiene percepción de si mismo y de todo cuanto ve a su alrededor, y al mismo tiempo tiene percepción de todos los pensamientos y sentimientos que pasan a través de él —este estado de conciencia pertenece legítimamente al hombre.

Y si éste no lo posee, sólo se debe a las condiciones equivocadas de su vida.

Cabe decir sin exageración alguna que en la época actual, el estado de conciencia llamado recuerdo de si (o el tercer estado de conciencia) ocurre en el hombre sólo en la forma de raros destellos y sólo puede llegar a ser permanente en él por un adiestramiento largo y especial.

Este adiestramiento especial empieza con la observación de sí.

Sólo por medio de la observación de si, hecha sin espíritu crítico y durante un prolongado período, un hombre empieza a comprender que no se recuerda a si mismo.

Se da cuenta de que casi todo el tiempo vive en un sueño.

Comprende que se olvida a si mismo y que olvida sus propósitos y preocupaciones.

Pero esto no es todo.

Empieza a comprender lo que significa despertar hasta cierto punto y lo que significa estar dormido.

A través de la observación de si empieza a sentir el sabor de lo que podría ser al estar más despierto, más consciente de si mismo.

La observación de si no es el recuerdo de si, pero permite a un hombre darse cuenta de que no se recuerda a si mismo y que casi nunca tiene un sentimiento de si mismo distinto y separado, ni un sentido exacto del "yo", ni una verdadera conciencia de si mismo.

A causa de ello comprende que vive: su vida en un estado de sueño al que la gente denomina plena conciencia, casi como una burla, cabe "pensar, porque en el así llamado estado de plena conciencia es donde la gente se comporta tal como lo hace uno con otro y hasta se mata uno a otro sin comprender lo que están haciendo.

Observemos lo que sucede hoy día.

¿Cuál es la verdadera explicación de lo que está sucediendo en el mundo?

La verdadera explicación es que la gente no es consciente.

Está dormida y actúa en su sueño.

Y hasta cuando la gente siente un atisbo de esta situación, no sabe cómo despertar del sueño o qué hacer.

Sin embargo, desde la creación del mundo se les dijo a los hombres que estaban dormidos y que debían despertar.

Cuántas veces se dice en los Evangelios: "despertad, estad alertas, no durmáis".

Pero la gente no lo entiende o piensa que es una metáfora cuando es literalmente la verdad.

Si la gente se despertara de su sueño, si empezara a recordarse a si misma, toda la vida cambiaría.

Y nada puede cambiar en la vida a menos que se empiece a despertar.

Es preciso decir todo esto antes de encarar el aspecto práctico del recuerdo de si porque todos los que quieren comprender este trabajo deben tener, por así decir, un fundamento de principios que les permitan pensar sobre los detalles.

Este trabajo enseña como principio que el hombre está dormido y que su tarea más grande y más importante es despertar.

Antes de que pueda suceder cosa alguna, un hombre debe comprender que está dormido y que no se recuerda a si mismo.

Y sólo puede llegar a comprenderlo mediante la observación de si hecha en todo momento y sin espíritu crítico y por un prolongado período.

Pero en este sistema se le enseña a observar ciertas cosas peculiares en si mismo que impiden sobre todo que un hombre empiece a despertar.

El despertar, es preciso comprenderlo, exige mucho tiempo, y todas las primeras etapas del trabajo se ocupan de éste despertar gradual.

Una de las cosas más importantes que ha de observarse en si mismo es el estar identificado.

Un hombre no se puede recordar a si mismo si está identificado.

Y cuanto más identificado esté consigo mismo, tanto menos se recordará a si mismo.

Un hombre se identifica con imágenes de si mismo, se identifica con sus sueños, se identifica con cada "yo" que por un momento aparece en escena, se identifica con cada estado de ánimo, se identifica con cada emoción, se identifica especialmente con sus emociones negativas y se identifica con su sufrimiento.

Y es preciso mencionar aquí que se debe luchar con esta última forma de identificación desde el primer momento del trabajo práctico sobre si.

Un hombre debe renunciar a su sufrimiento desde el comienzo mismo.

Todas las mil y una formas de identificación deben llegar a ser temas de estudio de si a través de la auto-observación.

Ahora bien, si un hombre observa que está a punto de identificarse, digamos, con un estado negativo y al mismo tiempo recuerda el trabajo y su propósito de no identificarse, debe separarse por completo de este estado.

Experimentará probablemente un instante de recuerdo de si, ya sea en ese momento o más tarde.

¿Qué ha sucedido?

Trataré de explicarlo.

Cuando ha practicado la observación de si durante cierto tiempo, estará más consciente de su estado interior y en consecuencia tendrá, por así decir, un momento de elección.

Podrá ver lo que va a suceder antes de que esto tenga lugar.

La observación de si despeja un espacio en su mente de modo que pueda ver las cosas que entran y que salen.

Si a la energía que estaba por entrar en la emoción negativa se le impide hacerlo, puede pasar de largo y crear un instante de recuerdo de si.

Todo ello significa que esa persona ha llevado al trabajo al punto de entrada de las impresiones.

Comúnmente las impresiones no pasan más adelante porque en el punto en que las impresiones entran en la máquina humana, caen en una red de asociaciones establecidas desde hace mucho tiempo.

Al cabo de un tiempo, a cierta edad, la gente ya no experimenta nuevas impresiones.

Esto no se debe a que las impresiones no sean nuevas, porque en todo momento pueden seguir siéndolo, sino a que siempre "tocan" las mismas asociaciones y producen las mismas reacciones.

La gente entonces sólo vive en sus asociaciones y esto hace que su vida interior sea casi vacía, casi muerta.

Si desea conservarse joven en si mismo es preciso que tome el alimento de nuevas impresiones.

Lo cual significa que en realidad es menester trabajar sobre las impresiones a medida que entran e impedir que algunas de ellas caigan en los antiguos lugares.

La vida son impresiones que entran.

No se puede cambiar la vida.

Pero se puede cambiar la forma en que las impresiones caen sobre uno mismo.

Tomemos, por ejemplo, la cuestión del propósito.

Todos deben tener un propósito en este trabajo.

Es preciso reflexionar sobre el.

El propósito puede ser mayor o menor, pero un hombre debe saber cuál es su propósito grande o pequeño, en todo momento.

Da forma y significado a su vida interior.

Ahora bien, si lleva su propósito a la conciencia —es decir, si no lo olvida— en el punto donde la vida está obrando sobre él mediante las impresiones entrantes y le impide reaccionar a cualquiera de estas impresiones, de un modo que sea contrario a su propósito, está entonces en un estado de percepción de si.

Su reacción mecánica es impedida por el acto consciente.

Esta acción pertenece al primer choque consciente.

Es, por así decirlo, su comienzo.

La energía que hubiera ido a una reacción mecánica, a través de las asociaciones mecánicas, puede proseguir ahora y llegar a transformarse primero en Hidrogeno Re 24.

Esto es emocional.

De ello resultará que ahora o después "verá algo" o comprenderá algo de una manera nueva —tras la red de asociaciones.

Las impresiones, de hecho, empezaran a caer directamente sobre los centros.

Las impresiones que sean captadas en un estado de recuerdo de si llegan a ser emocionales.

Hasta la cosa más sencilla llega a ser interesante o bella y refleja un significado que antes no se había percibido.

Ahora bien, en lo que respecta a la pregunta: "¿Qué si en mi mismo debo recordar cuando intento recordarme a mi mismo?"

Primero, debo recordar el mi mismo o el "yo" que conoce cuál es mi propósito.

Esto lleva a la conciencia a todos los "yoes" que en uno quieren despertar.

Segundo, en nosotros existe un "yo" verdadero.

Pero siempre somos lo que no somos, sustituyendo un "yo" tras otro en lugar del vestigio de verdadero "yo" al cual tenemos acceso.

Cuando intentamos sentir el puro sentimiento de "yo" que hace esto, "yo" que dice aquello, "yo" que está sentado aquí, "yo" que es negativo, etc., esto suele ser una forma de recuerdo de si.

El pleno recuerdo de si es la conciencia del verdadero "yo" que está por encima de todos los "yoes" artificialmente creados en nosotros por la vida.

Finalmente, nadie puede recordarse a si mismo a no ser que sienta que hay algo superior a si mismo.

A menos de sentirlo, su recuerdo de si lo llevará siempre a la falsa personalidad.

Cabe decir muchas otras cosas acerca del primer choque consciente, cuyas facetas son tantas, pero con lo que se ha dicho basta para discutir y hacer preguntas sobre este tema.

En las discusiones todos ustedes deben guiarse por lo que se ha dicho en esta disertación, y esto constituye para ustedes un ejercicio de recuerdo de si.

Maurice Nicoll






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