LOS HIDROGENOS
PARTE 1
Por: Maurice
Nicoll
Después de un
largo intervalo esta noche hablaremos otra vez acerca del lado cosmológico del
trabajo.
Este tema es
tan importante que, al parecer, nunca podremos agotarlo.
Se refiere al
hecho de que el hombre está en el universo y el universo en el hombre, de un
modo que es de difícil explicación.
Por esta razón
existe en el trabajo un lado psicológico y otro cosmológico, que se
interrelacionan y se comprenden gradualmente.
De otro modo no
podría haber verdadera psicología.
El trabajo dice
que el hombre no puede ser separado del universo, o cosmos, donde existe, ni
tampoco el cosmos puede ser separado del hombre.
El gran mundo en el cual el hombre
aparece es el macrocosmos y en
él el hombre sería un microcosmos, o pequeño universo, es
decir, tiene en él las posibilidades de reflejar el universo en si mismo y de
estar en armonía con el.
Ya hemos
hablado de la pequeña octava lateral del sol en el gran rayo de la creación, en
la cual el hombre encuentra su
lugar, y en ese punto nos detuvimos, en nuestro estudio del aspecto cosmológico
del trabajo.
Desde ese punto
de vista empezamos a estudiar las ideas contenidas en las parábolas de los
Evangelios.
El hombre no
aparece en el gran rayo mismo.
El hombre es un
experimento del Sol en evolución de si.
Como una parte
de la vida orgánica en la tierra, sirve a la naturaleza.
Sirve a la
evolución de la tierra y a la de su luna.
Pero es creado
por el Sol con la posibilidad de otro destino, si trata de despertar.
Es por eso por
lo cual el trabajo y todas las enseñanzas similares existen en la tierra, para
despertar al hombre, quien sólo está al servicio de la naturaleza mientras siga
durmiendo, de modo que puede despertar y ponerse bajo influencias más inteligentes
y por fin regresar a su fuente de origen.
Este es el
doble aspecto del hombre, y por ello el hombre
en el trabajo está dividido en hombre dormido u hombre mecánico, y hombre que despierta o
que ya ha despertado parcialmente o que está plenamente despierto, es decir, en
hombre consciente.
A continuación
esbozaré brevemente las diferentes ideas que en este trabajo derivan del primer
gran diagrama cosmológico, el rayo de la creación.
Este diagrama
se inicia en el Absoluto y desciende en etapas hasta las más minúsculas y menos
desarrolladas partes del universo, en escala descendente.
Nuestro rayo de
la creación desciende hasta la luna.
Ahora
relacionaremos este diagrama con la idea de las diferentes materias o energías en los diferentes
niveles del rayo.
En este sistema
se habla de la materia y de la energía como si fueran dos diferentes aspectos
de una sola cosa.
Lo primero que
es preciso entender a este respecto es que en lo alto del rayo existe la
materia más sutil y en lo bajo del rayo la materia más grosera o tosca.
Esto les da la
idea de diferentes materialidades que
pertenecen a cada etapa de la creación.
Como el proceso
creativo sigue la ley de las tres fuerzas, y se manifiesta en sucesivas etapas
con arreglo a la ley del siete o la ley de las octavas, a medida que el poder
creativo desciende, la materialidad de
cada nivel de creación se vuelve más
densa.
Con el nivel
más elevado, el Absoluto mismo, es preciso asociar la materia más fina y de este modo la mayor energía.
La Luna en el
fondo del rayo, está asociada a la materia más grosera y de este modo con la
menor energía libre.
Hay materias
que pertenecen al nivel del absoluto, materias que pertenecen al nivel de la
galaxia estelar, al nivel del sol, al nivel de la tierra y al nivel de la luna.
Una vez que se
entiende que el universo es una escala descendente de creación, que se aleja
cada vez más del absoluto y, por así decir, a medida que se aleja, se hace mas
fría y densa, comprenderán algo de lo que quiere decir el trabajo cuando se
refiere a un punto en el universo.
Un punto
aparece en el universo cuando se encuentra una forma particular de materia, o
llamémosla materia-energía.
Visiblemente,
comprendemos que la materialidad del sol incandescente es más fina que la materialidad
de las sillas y mesas en la tierra —o por cierto la materialidad de la tierra
como sustancia— que no podría existir en el sol.
Si nos damos
cuenta ahora de que el acto de la creación es una serie de condensaciones sucesivas no estaremos
lejos de la verdad.
Visto a esta
luz, como escala descendente que procede del absoluto, el universo es una serie
de energías o materia-energías.
O, en suma, una
serie de materialidades diferentes.
En este sistema
los diferentes puntos en el Universo o las diferentes materias se llaman Hidrógenos.
Por el momento
es preciso aceptar este término sin explicación alguna.
El universo es
una serie de hidrógenos o
materias, que empiezan desde lo alto y descienden hasta lo bajo.
Los
"Hidrógenos" o materia-energías aumentan de densidad a medida que
bajan.
Se vuelven más
groseras, más toscas, o más pesadas, por así decirlo.
Este es un
diagrama que muestra cómo el universo deviene una serie de materia-energías.
Primero, se
toman cuatro puntos en el rayo de la creación, absoluto, sol, tierra y luna.
Estan unidos
por 3 octavas, y el resultado es llamado las tres octavas de radiación.
Las primeras
tres notas, Do, Si, La, forman
la primera materia-energía o Hidrogeno, y así sucesivamente.
Todo ello será
explicado detalladamente en otro momento.
Me propongo dar
aquí una idea de lo que significan los Hidrógenos
de modo que pueda proseguir exponiendo otros diagramas.
Basta
comprender el concepto de que esos Hidrógenos o Energías se forman en
diferentes niveles del rayo a
medida que este desciende.
Ahora bien, los
Hidrógenos se gradúan según una escala descendente, tal como se presentan en la
última columna.
Esto se debe a
que en el Hombre sólo están o
pueden estar presentes ciertos Hidrógenos.
El Hombre no
tiene en si todas las materias
o energías que componen al Universo.
No tiene, por
ejemplo, la materia del Absoluto.
La tercera
Columna nos da los Hidrógenos que se encuentran en el Hombre, o más bien, que
el Hombre tiene en él.
Basta estudiar
un rato este diagrama.
Verán que el universo
en orden descendente se ha transformado en un universo de energías de
diferentes calidades y densidades que provienen de diferentes puntos en el rayo de creación.
Los primeros
cuatro Hidrógenos, 6, 12, 24 y 48 son psíquicos.
Es decir, las
energías son "psicológicas".
Son las
energías con las cuales trabajan los centros en el hombre.
El quinto
Hidrogeno —96— es llamado
"Magnetismo Animal".
El sexto —192— es llamado "aire".
Luego viene el 384, "agua", el 768, "Alimento", después el
1556, que incluye sustancias
como la madera, las fibras, el pasto, después el 3072, llamado minerales.
Todos estos
Hidrógenos se encuentran en el hombre.
Y porque el hombre
tiene esas materias en él, representa el cosmos (hasta cierto punto) en si
mismo.
Es preciso
observar que en cierto punto, esos hidrógenos llegan a ser "visibles".
Los hidrógenos
psíquicos son "invisibles".
Apliquemos
ahora esos hidrógenos al hombre, considerado como una fábrica de tres pisos.
Tres alimentos
entran en el hombre, los que en términos de hidrógenos son los hidrógenos, 48, 192 y 768.
El Hombre es
alimentado por el universo desde tres puntos.
Estos
Hidrógenos son digeridos.
Determinemos la
digestión de 768.
La digestión es
transformación.
El cuerpo
transforma hidrógenos inferiores en hidrógenos superiores por la ley de las
octavas.
En suma, el 768
es transformado en 384, etc.,
hasta que se llega al Hidrógeno 12.
Ahora bien, ya
que explicamos todo en pocas palabras, no nos ocuparemos de la octava de aire y
nos referiremos a la transformación de las impresiones 48.
Esta no obra
por si misma salvo en cantidades reducidas.
Sin embargo es
la más importante octava de digestión
en el cuerpo.
Esta energía se
detiene a menos que aparezca algo para digerirla.
Si la octava se
inicia forma Hidrógenos suplementarios
en el cuerpo.
Es preciso que
se produzca el primer choque consciente, sin embargo, para que esto tenga
lugar.
Así:
Cuando un
hombre trabaja sobre si pone en
acción la octava y crea nuevas energías
en si mismo.
Esto tiene
lugar cuando el trabajo inicia en un hombre la creación de nuevas fuerzas.
Sólo deseo que
entiendan la idea general.
Todos los
detalles serán dejados para más adelante.
Maurice Nicoll
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