EL BOSTEZO Y LA RISA
Por: Ouspensky
En todo lo que había
dicho sobre los acumuladores, Gurdjeff dijo algo muy interesante respecto al bostezo y la risa.
En nuestro organismo,
dijo, hay dos funciones que siguen siendo incomprensibles e inexplicables desde
el punto de vista científico, aunque naturalmente la ciencia no admite su
incapacidad de explicarlas: éstas son el bostezo y la risa.
Ni el uno ni la otra
pueden ser comprendidos o explicadas correctamente si se ignora todo lo de los
acumuladores y de su papel en el organismo.
Ustedes habrán notado
que bostezan cuando están cansados.
Esto es especialmente
notorio en alpinismo cuando un hombre no acostumbrado escala una montaña:
bosteza casi continuamente.
El bostezo tiene por
efecto el bombear energía a los pequeños acumuladores.
Cuando se vacían
demasiado rápidamente, en otros términos cuando uno de ellos no tiene tiempo de
llenarse mientras el otro se está vaciando, el bostezo se hace casi continuo.
En ciertos casos de
enfermedad, se puede producir un paro cardiaco, por ejemplo cuando un hombre
quiere bostezar pero no puede; en otros casos al estar desarreglado el
funcionamiento del bostezo, un hombre puede bostezar sin interrupción, sin
provecho alguno, es decir sin poder sacar ninguna energía.
El estudio y la
observación del bostezo, hechos desde este punto de vista, pueden revelar
muchas cosas nuevas e interesantes.
La risa también está
en relación directa con los acumuladores.
Pero la risa es la
función opuesta al bostezo.
La risa no nos carga
de energía, por el contrario la expulsa, nos extrae la energía superflua que se
encuentra almacenada en los acumuladores.
La risa no existe
para todos los centros, solamente para los centros divididos en dos mitades —
positiva y negativa.
Todavía no he
expuesto este tema en detalle; lo haré cuando lleguemos a un estudio más
detallado de los centros.
Por el momento
consideremos sólo al centro intelectual.
Ciertas impresiones
pueden caer sobre las dos mitades del centro a un mismo tiempo, y suscitar de
golpe un «sí» y un «no» bien marcados.
Tal simultaneidad del
«sí» y del «no» provoca en el centro intelectual una especie de convulsión y,
puesto que es incapaz de armonizar y de digerir estas dos impresiones opuestas
que un solo hecho determina en él, el centro comienza a derramar hacia afuera,
bajo la forma de risa, la energía que le afluye del acumulador con el cual se
encuentra conectado.
En otros casos,
sucede que el acumulador contiene mucho más energía que la que puede gastar el
centro.
Entonces toda
impresión, aun la más ordinaria, puede ser percibida como doble; puede caer
simultáneamente sobre las dos mitades del centro y producir la risa, es decir
un descarga de energía.
No les doy aquí,
compréndanlo, sino un esbozo.
Recuerden solamente
que el bostezo y la risa son ambos muy contagiosos.
Esto muestra que son
esencialmente funciones de los centros instintivo y motor.
—¿Por qué la risa es
tan agradable? preguntó alguien.
—Porque la risa,
respondió Gurdjeff, nos libera de una energía superflua que si se queda sin uso
podría volverse negativa, es decir, tóxica.
Tenemos siempre una
fuerte dosis de esta sustancia tóxica.
La risa es el
antídoto.
Pero este antídoto es
necesario sólo mientras seamos incapaces de emplear toda nuestra energía para
un trabajo útil.
Se ha dicho que
Cristo no rió jamás.
Y en efecto, no
encontrarán en los Evangelios la menor alusión al hecho de que Cristo haya
reído una sola vez.
Pero hay diferentes
formas de no reír.
Algunos nunca ríen
porque están completamente sumergidos en sus emociones negativas, su
mezquindad, su miedo, su odio, sus sospechas.
MIENTRAS QUE OTROS NO
RÍEN PORQUE NO PUEDEN TENER EMOCIONES NEGATIVAS.
Comprendan bien esto:
en los centros superiores, la risa no puede existir, ya que, en los centros
superiores, no hay división, no hay ni «si» ni «no»."
Ouspensky
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