LOS HIDROGENOS PARTE
5
Por: Maurice
Nicoll
PRIMER CHOQUE
CONSCIENTE II
PARTE I.
Ya se ha dicho
que cuando un hombre trata de recordarse a si mismo es preciso que recuerde
también su propósito.
Cuando un
hombre recuerda el trabajo dentro de si y su propósito y al mismo tiempo
observa la vida, este acto de recuerdo de si lleva al trabajo hasta el punto de
entrada de las impresiones —es decir, le permite tomar la vida entrante desde
el punto de vista del trabajo, observar las reacciones que está a punto de
crear e impedir que las impresiones caigan dentro de si en su lugar
acostumbrado y produzcan sus reacciones habituales.
Todo esto
comporta una lucha entre los "Sies" y los "Noes".
Un hombre en
tal estado puede ver una impresión que está a punto de producir una respuesta
característica en él y dice "Si" o "No" a ella.
Si la respuesta
que la impresión está a punto de provocar es contraria al propósito de este
hombre y el le dice "No", entonces mantiene su propósito.
Está trabajando
sobre si y en ese momento ha
sacrificado algo.
¿Qué ha
sacrificado?
La satisfacción
de reaccionar como siempre —es decir, mecánicamente—, la satisfacción de
sentirse agraviado, la satisfacción de algún pensamiento o manifestación
desagradable.
Todo ello
involucra una lucha muy rápida y que no aparece exteriormente.
Tiene lugar
dentro de un hombre y tiene que ver con su asentimiento interior o su negación interior.
Tiene lugar donde un hombre habría de ser
consciente, donde habría de
estar despierto —y donde, en realidad, está dormido.
Este lugar puede ser hallado.
Es el lugar
donde se produce el primer choque
consciente.
PARTE II.
Como se acaba
de decir, un hombre debe siempre recordar su propósito cuando se recuerda a si
mismo.
Un hombre no
puede desarrollarse a menos que se recuerde a si mismo, porque su punto de
desarrollo está en el punto donde se
recuerda a sí mismo.
Y aquí está el
punto donde un hombre puede luchar conscientemente.
Para que un
hombre se desarrolle, es preciso que se entable en él una lucha entre los
"Sies" y los "Noes", una lucha entre el propósito y el no
propósito.
Pero todo
dependerá de la naturaleza de esta lucha —es decir, del objeto para el cual
lucha un hombre y de lo que recuerda como Sí y como No.
De ello
dependerá el resultado de esta
lucha.
Por regla
general, no hay lucha en la vida interior de un hombre.
En un hombre
mecánico, un hombre que no se recuerda a si mismo, un hombre rutinario que
reacciona mecánicamente a su contorno, según su propia manera adquirida, que
sigue sus hábitos adquiridos, no hay lucha interior.
Sólo empieza
una lucha cuando ese hombre va en contra de su rutina, de su mecanicidad, a la
que imagina que sigue por propia voluntad.
Pero si empieza
en él una lucha, en especial si en la lucha hay una línea continua y definida,
entonces se forman gradualmente en esa persona rasgos cada vez más permanentes
que son su consecuencia.
La clase de
rasgos permanentes que se formen en él dependerá de la naturaleza de la lucha y
de lo que constituya su "Si" y su "No".
Un hombre puede
llevar una vida dura, tener que negarse a si mismo, luchar con una fuerte
adversidad y penurias, de resultas de ello los rasgos permanentes empiezan a
formarse en él.
Pero no se
sigue de ello que estos rasgos permanentes sean deseables o útiles para el
correcto desarrollo en el trabajo —por cierto, pueden ser muy fácilmente un
obstáculo para su verdadero desarrollo interior.
Es decir, antes
que un hombre pueda desarrollarse correctamente, quizá sea preciso disolver esos
rasgos permanentes y empezar todo desde un nuevo punto de partida.
NUEVA NOTA
SOBRE LOS HIDROGENOS
Nota sobre la pregunta: ¿Una frase del trabajo puede hacernos
conscientes en un Hidrógeno?
La pregunta es
formativa pero al mismo tiempo interesante.
Es preciso
pensar en el significado de la conciencia y en el significado del Hidrógeno.
Literalmente,
conciencia significa "conocer simultáneamente".
El conocimiento
de si significa llegar a ser más consciente, primero de los diferentes y
contradictorios "yoes", de los diferentes estados de ánimo, etc., y
conocerlos simultáneamente.
Esto significa
un acrecentamiento de conciencia en el sentido de conocer simultáneamente.
El cambio de
ser sólo puede tener lugar a través de este método —es un acrecentamiento de
conciencia en este sentido.
El primer
choque consciente es la transformación del Hidrógeno 48 en el Hidrógeno
24 por medio del Hidrógeno 12.
Este debe ser
llevado al lugar de las impresiones entrantes donde actúa como Carbono.
El propósito,
si es realmente emocional y puede ser recordado en un momento de dificultad,
pone al Carbono 12 en posición.
En un sentido,
este Carbono es todo el sentimiento emocional y la valoración que alguien tiene
del trabajo mismo.
Si el poder de
trabajar es tan grande en un hombre que no lo olvida, y siente que toda su vida
y todo lo que significa se relacionan con él, entonces el Carbono 12 empieza a
colocarse en posición correcta, pero si es una mera criatura de los sentidos,
etc., ésta transformación no puede efectuarse y su vida es, por así decir, una
manifestación del Hidrógeno 48.
Si se puede
conocer las propias reacciones mecánicas (a través de la observación de si) y
al mismo tiempo sentir la presencia del trabajo, entonces se acrecienta la
conciencia en el sentido de que se sabe de uno mismo mucho más —es decir, se
conoce y se ve la propia mecanicidad a la luz del trabajo y lo que señala, se
llega a ser consciente en el trabajo de cómo se actúa en la vida y así; cabe
decir que se es consciente en un Hidrógeno superior.
Entonces es
preciso pensar en lo que significa el Hidrógeno.
El Hidrógeno es
un punto del universo contemplado en escala cualitativa —a saber, en la escala
de los grados de excelencia.
Los Hidrógenos
inferiores se manifiestan a nuestros sentidos externos como objetos:
"piedras", "pasto", "carne", "agua",
etc.
Pero cuando se
llega al punto del universo llamado Hidrógeno
48, su manifestación es sólo interna y por eso tiene que ver con los
estados de conciencia.
El Hidrógeno 48 es el más bajo de los
así llamados Hidrógenos psíquicos.
Nuestra
conciencia ordinaria emplea, por así decir, Hidrógeno 48.
Entonces ve
todo en función de los opuestos.
Como es sabido,
la parte formativa del centro intelectual que trabaja con Hidrógeno 48 es llamada la "tercera
fuerza ciega".
El alcance de
conocimientos que da este Hidrógeno determina para nosotros el mundo de los
opuestos y por eso vemos las cosas ya sea como "si", ya sea como
"no" y somos incapaces de pensamiento relativo e incapaces de ver
como si y no.
Los centros
superiores que trabajan con Hidrógeno
12 e Hidrógeno 6 no
contienen contradicciones.
Se debe esto a
que el grado de iluminación es tal que vemos todos los aspectos de una
situación simultáneamente y no divididos en opuestos irreconciliables.
En este sistema
se compara a veces la conciencia con la luz.
Se dice de
nuestra vida interior que es oscura y esto es lo que significan las palabras de
los Evangelios: "La gente que vive en las tinieblas".
La idea de la observación
de si es la de dejar penetrar un rayo de luz en estas tinieblas.
Debemos
imaginar que ser consciente en un Hidrógeno superior o por medio de un Hidrógeno
superior es similar a tener una luz muy fuerte que ilumina todo.
Mientras la luz
de una vela ilumina débilmente el contorno, la luz de una lámpara incandescente
ilumina los lugares que antes estaban en la sombra y nos permite ver todo en
una relación por completo diferente.
De modo análogo,
ser consciente en un Hidrógeno superior es ver relaciones enteramente nuevas, y
este descubrimiento de nuevas relaciones nos ocurre a veces en momentos de
congoja y desdicha en que de súbito todo se transforma y vemos las cosas a una
luz por entero diferente.
Cuando
permanecemos fijados en nuestros estados negativos, cuando estamos llenos de
auto-compasión y sólo tenemos conciencia de las heridas infligidas a nuestro
amor propio, etc., vemos todo de una manera muy oscura.
De hecho,
estamos conscientes en el Hidrógeno
48, digamos.
Pero cuando
tenemos un momento de despertar y nos sentimos levantados de nuestro estado por
la acción del trabajo, todos los pensamientos y emociones que teníamos en aquel
estado nos parecen ahora triviales.
No podemos
comprender por qué hemos dicho esto o pensado aquello.
Este es un
momento de iluminación, de luz más intensa, y por lo tanto de conciencia
acrecentada, en el sentido de que "conocemos simultáneamente" mucho
más de lo que conocemos en nuestro estado de contracción.
Todo cobra sus
proporciones verdaderas, por así decirlo, a la luz de esta conciencia
acrecentada, por eso cabe decir que en ese momento somos conscientes en un
Hidrógeno superior.
En realidad, en
tal momento somos conscientes de un punto superior en el universo contemplado
como una escala de cualidades representadas por Hidrógenos.
Muy
sencillamente, nos elevamos un momento por encima de nosotros mismos y vemos
las cosas a una nueva luz.
Cada cual debe darse cuenta de que en diferentes momentos está en peor o
mejor estado, y sobre la base de esta experiencia perfectamente
incontrovertible podemos tener la certidumbre de que existen grados superiores
de conciencia.
Maurice Nicoll
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