jueves, 1 de octubre de 2015

LOS HIDRÓGENOS PARTE 5

LOS HIDROGENOS PARTE 5
Por: Maurice Nicoll

PRIMER CHOQUE CONSCIENTE II

PARTE I.

Ya se ha dicho que cuando un hombre trata de recordarse a si mismo es preciso que recuerde también su propósito.

Cuando un hombre recuerda el trabajo dentro de si y su propósito y al mismo tiempo observa la vida, este acto de recuerdo de si lleva al trabajo hasta el punto de entrada de las impresiones —es decir, le permite tomar la vida entrante desde el punto de vista del trabajo, observar las reacciones que está a punto de crear e impedir que las impresiones caigan dentro de si en su lugar acostumbrado y produzcan sus reacciones habituales.

Todo esto comporta una lucha entre los "Sies" y los "Noes".

Un hombre en tal estado puede ver una impresión que está a punto de producir una respuesta característica en él y dice "Si" o "No" a ella.

Si la respuesta que la impresión está a punto de provocar es contraria al propósito de este hombre y el le dice "No", entonces mantiene su propósito.

Está trabajando sobre si y en ese momento ha sacrificado algo.

¿Qué ha sacrificado?

La satisfacción de reaccionar como siempre —es decir, mecánicamente—, la satisfacción de sentirse agraviado, la satisfacción de algún pensamiento o manifestación desagradable.

Todo ello involucra una lucha muy rápida y que no aparece exteriormente.

Tiene lugar dentro de un hombre y tiene que ver con su asentimiento interior o su negación interior.

Tiene lugar donde un hombre habría de ser consciente, donde habría de estar despierto —y donde, en realidad, está dormido.

Este lugar puede ser hallado.

Es el lugar donde se produce el primer choque consciente.

PARTE II.

Como se acaba de decir, un hombre debe siempre recordar su propósito cuando se recuerda a si mismo.

Un hombre no puede desarrollarse a menos que se recuerde a si mismo, porque su punto de desarrollo está en el punto donde se recuerda a sí mismo.

Y aquí está el punto donde un hombre puede luchar conscientemente.

Para que un hombre se desarrolle, es preciso que se entable en él una lucha entre los "Sies" y los "Noes", una lucha entre el propósito y el no propósito.

Pero todo dependerá de la naturaleza de esta lucha —es decir, del objeto para el cual lucha un hombre y de lo que recuerda como Sí y como No.

De ello dependerá el resultado de esta lucha.

Por regla general, no hay lucha en la vida interior de un hombre.

En un hombre mecánico, un hombre que no se recuerda a si mismo, un hombre rutinario que reacciona mecánicamente a su contorno, según su propia manera adquirida, que sigue sus hábitos adquiridos, no hay lucha interior.

Sólo empieza una lucha cuando ese hombre va en contra de su rutina, de su mecanicidad, a la que imagina que sigue por propia voluntad.

Pero si empieza en él una lucha, en especial si en la lucha hay una línea continua y definida, entonces se forman gradualmente en esa persona rasgos cada vez más permanentes que son su consecuencia.

La clase de rasgos permanentes que se formen en él dependerá de la naturaleza de la lucha y de lo que constituya su "Si" y su "No".

Un hombre puede llevar una vida dura, tener que negarse a si mismo, luchar con una fuerte adversidad y penurias, de resultas de ello los rasgos permanentes empiezan a formarse en él.

Pero no se sigue de ello que estos rasgos permanentes sean deseables o útiles para el correcto desarrollo en el trabajo —por cierto, pueden ser muy fácilmente un obstáculo para su verdadero desarrollo interior.

Es decir, antes que un hombre pueda desarrollarse correctamente, quizá sea preciso disolver esos rasgos permanentes y empezar todo desde un nuevo punto de partida.

NUEVA NOTA SOBRE LOS HIDROGENOS

Nota sobre la pregunta: ¿Una frase del trabajo puede hacernos conscientes en un Hidrógeno?

La pregunta es formativa pero al mismo tiempo interesante.

Es preciso pensar en el significado de la conciencia y en el significado del Hidrógeno.

Literalmente, conciencia significa "conocer simultáneamente".

El conocimiento de si significa llegar a ser más consciente, primero de los diferentes y contradictorios "yoes", de los diferentes estados de ánimo, etc., y conocerlos simultáneamente.

Esto significa un acrecentamiento de conciencia en el sentido de conocer simultáneamente.

El cambio de ser sólo puede tener lugar a través de este método —es un acrecentamiento de conciencia en este sentido.

El primer choque consciente es la transformación del Hidrógeno 48 en el Hidrógeno 24 por medio del Hidrógeno 12.

Este debe ser llevado al lugar de las impresiones entrantes donde actúa como Carbono.

El propósito, si es realmente emocional y puede ser recordado en un momento de dificultad, pone al Carbono 12 en posición.

En un sentido, este Carbono es todo el sentimiento emocional y la valoración que alguien tiene del trabajo mismo.

Si el poder de trabajar es tan grande en un hombre que no lo olvida, y siente que toda su vida y todo lo que significa se relacionan con él, entonces el Carbono 12 empieza a colocarse en posición correcta, pero si es una mera criatura de los sentidos, etc., ésta transformación no puede efectuarse y su vida es, por así decir, una manifestación del Hidrógeno 48.

Si se puede conocer las propias reacciones mecánicas (a través de la observación de si) y al mismo tiempo sentir la presencia del trabajo, entonces se acrecienta la conciencia en el sentido de que se sabe de uno mismo mucho más —es decir, se conoce y se ve la propia mecanicidad a la luz del trabajo y lo que señala, se llega a ser consciente en el trabajo de cómo se actúa en la vida y así; cabe decir que se es consciente en un Hidrógeno superior.

Entonces es preciso pensar en lo que significa el Hidrógeno.

El Hidrógeno es un punto del universo contemplado en escala cualitativa —a saber, en la escala de los grados de excelencia.

Los Hidrógenos inferiores se manifiestan a nuestros sentidos externos como objetos: "piedras", "pasto", "carne", "agua", etc.

Pero cuando se llega al punto del universo llamado Hidrógeno 48, su manifestación es sólo interna y por eso tiene que ver con los estados de conciencia.

El Hidrógeno 48 es el más bajo de los así llamados Hidrógenos psíquicos.

Nuestra conciencia ordinaria emplea, por así decir, Hidrógeno 48.

Entonces ve todo en función de los opuestos.

Como es sabido, la parte formativa del centro intelectual que trabaja con Hidrógeno 48 es llamada la "tercera fuerza ciega".

El alcance de conocimientos que da este Hidrógeno determina para nosotros el mundo de los opuestos y por eso vemos las cosas ya sea como "si", ya sea como "no" y somos incapaces de pensamiento relativo e incapaces de ver como si y no.

Los centros superiores que trabajan con Hidrógeno 12 e Hidrógeno 6 no contienen contradicciones.

Se debe esto a que el grado de iluminación es tal que vemos todos los aspectos de una situación simultáneamente y no divididos en opuestos irreconciliables.

En este sistema se compara a veces la conciencia con la luz.

Se dice de nuestra vida interior que es oscura y esto es lo que significan las palabras de los Evangelios: "La gente que vive en las tinieblas".

La idea de la observación de si es la de dejar penetrar un rayo de luz en estas tinieblas.

Debemos imaginar que ser consciente en un Hidrógeno superior o por medio de un Hidrógeno superior es similar a tener una luz muy fuerte que ilumina todo.

Mientras la luz de una vela ilumina débilmente el contorno, la luz de una lámpara incandescente ilumina los lugares que antes estaban en la sombra y nos permite ver todo en una relación por completo diferente.

De modo análogo, ser consciente en un Hidrógeno superior es ver relaciones enteramente nuevas, y este descubrimiento de nuevas relaciones nos ocurre a veces en momentos de congoja y desdicha en que de súbito todo se transforma y vemos las cosas a una luz por entero diferente.

Cuando permanecemos fijados en nuestros estados negativos, cuando estamos llenos de auto-compasión y sólo tenemos conciencia de las heridas infligidas a nuestro amor propio, etc., vemos todo de una manera muy oscura.

De hecho, estamos conscientes en el Hidrógeno 48, digamos.

Pero cuando tenemos un momento de despertar y nos sentimos levantados de nuestro estado por la acción del trabajo, todos los pensamientos y emociones que teníamos en aquel estado nos parecen ahora triviales.

No podemos comprender por qué hemos dicho esto o pensado aquello.

Este es un momento de iluminación, de luz más intensa, y por lo tanto de conciencia acrecentada, en el sentido de que "conocemos simultáneamente" mucho más de lo que conocemos en nuestro estado de contracción.

Todo cobra sus proporciones verdaderas, por así decirlo, a la luz de esta conciencia acrecentada, por eso cabe decir que en ese momento somos conscientes en un Hidrógeno superior.

En realidad, en tal momento somos conscientes de un punto superior en el universo contemplado como una escala de cualidades representadas por Hidrógenos.

Muy sencillamente, nos elevamos un momento por encima de nosotros mismos y vemos las cosas a una nueva luz.

Cada cual debe darse cuenta de que en diferentes momentos está en peor o mejor estado, y sobre la base de esta experiencia perfectamente incontrovertible podemos tener la certidumbre de que existen grados superiores de conciencia.

Maurice Nicoll




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