LOS HIDRÓGENOS
Y LA TRANSFORMACIÓN DE LAS IMPRESIONES
Con el fin de
proseguir este tema acerca de la transformación de las impresiones les haré
esta clase de pregunta:
¿Qué es lo que
impide que las impresiones se transformen en nosotros?
¿Por qué esto
no se produce siempre?
Estudiemos otra
vez este tema.
Las impresiones
deben proseguir en su octava hasta llegar a Mi 12.
Recordaran
ustedes que entran como Do 48, pero no siguen su transformación.
Es preciso
recordar también que el primer choque consciente hace que las impresiones
prosigan su desarrollo, a saber, al Hidrógeno 24 y luego al Hidrógeno 12.
Es decir, por
medio del primer choque consciente, Do 48 se convierte en Re 24 y
luego en Mi 12.
Ahora es
preciso recordar y comprender claramente dos cosas:
1) El primer
choque consciente no sucede en el hombre dormido. Es un esfuerzo consciente que
requiere un conocimiento especial y la observación de si y se produce en
relación con la entrada de las impresiones de vida y las reacciones
mecánicas a ellas de una persona.
De un modo
general, consiste en ver el objeto y en ver las propias reacciones a él
simultáneamente y sin estar identificado.
2) El primer
choque consciente dado a la máquina humana aumenta las energías de dicha máquina
en la forma de Hidrógeno 24 e Hidrógeno 12.
De resultas de
ello cada célula en el cuerpo recibe un alimento diferente, esto es, hidrógenos
más elevados.
Respecto de
este segundo punto permítanme que les recuerde aquí que ni las funciones
psíquicas ni las físicas del hombre se pueden comprender a menos que se
aprehenda que las dos trabajan en diferentes estados de conciencia.
Si el primer choque
consciente es aplicado, se llega al tercer estado de conciencia, de lo cual
resulta que la máquina humana trabaja de un modo diferente, debido a nuevas
energías, tanto en lo que respecta a las funciones psíquicas como a las
físicas.
El tercer estado
de conciencia es el estado de recuerdo de si, que el hombre debería poseer pero
que perdió gradualmente a causa de las condiciones equivocadas de su vida.
Cabe decir que
hoy ocurren en la forma de muy raros destellos.
Es la creación
de este tercer estado de conciencia lo que forma el primer choque consciente,
es decir, el primer objeto del trabajo es recuperar este estado perdido, a
saber, que un hombre logre el recuerdo de sí hasta que con el tiempo no
tenga simplemente raros destellos de creciente conciencia (sobre los cuales no
tiene control), sino que obtenga la creación de crecientes grados de recuerdo
de si mediante esfuerzos deliberados.
Estos
esfuerzos, que pertenecen al primer choque consciente, obligan gradualmente a
la máquina a trabajar más correctamente.
Muchas
funciones equivocadas, tanto en la esfera psíquica como en la física,
adquiridas por un equivocado trabajo de la máquina en los dos estados
inferiores de conciencia —es decir, en la oscuridad— empiezan entonces a
desaparecer por si mismas.
Retornemos
ahora a la cuestión de lo que impide a Do 48 pasar a Re 24 y
luego a Mi 12.
¿Por qué no
sucede esto siempre?
Sucede en la
niñez; y hasta cierto punto Mi 12 es creado en el cuerpo en la primera
juventud.
Es preciso
recordar su acción.
Pero a medida que
la personalidad crece y se espesa en torno de la esencia, ocurre cada vez con
menor frecuencia.
Es decir, las
impresiones son interceptadas cada vez más por la personalidad.
Las impresiones
que llegan a través de los sentidos caen, por así decir, en la gruesa red que
detiene todo (salvo una ínfima parte, que pasa adelante y produce una
pequeñísima cantidad de Mi 12).
Esta red es la
personalidad, con sus fuertes topes, sus actitudes fijas, sus asociaciones
mecánicas, sus rollos colocados automáticamente en movimiento, y sus
ideas que creen conocer la realidad, ignorando todos los contradictorios
"yo", y todas las diferentes formas de emoción negativa, adquiridas
por imitación, con los hábitos de identificación, consideración, justificación
de si, imaginación y mentira, centrados en la falsa personalidad.
Estos
condicionamientos impiden que las impresiones prosigan con sus transformaciones
normales.
En otras
palabras, algo "opaco", se ha formado en el lugar donde entran las
impresiones, y ha cerrado el paso a su curso ulterior.
Ahora bien, desde
el punto de vista de las triadas, las impresiones que entran como Hidrogeno 48
no pueden pasar al Hidrógeno 24 a menos que esté presente el Hidrógeno
12.
El Hidrógeno 12
debe ser llevado al lugar de entrada de las impresiones.
La personalidad
esta construida principalmente con Hidrógeno 48 —el Hidrógeno
Formatorio—.
De esa manera
las impresiones 48 caen en la personalidad 48, y ya que en
consecuencia faltan elementos necesarios de la triada, ninguna transformación
es posible.
En el caso del
alimento —el alimento ordinario— es decir, el Hidrógeno 768, al ser
tomado, se encuentra con los jugos gástricos, y sus activos fermentos, que
pertenecen al orden de los Hidrógenos 192, y de ello resulta la
transformación de 768 en 384.
Pero en el caso
de las impresiones una vez que la personalidad esta formada, no se encuentran
con ella "fermentos" activos correspondientes (en este caso Hidrógeno
12).
El trabajo
mismo debe ser llevado a ese lugar para actuar como fermento, porque el trabajo
hace que el hombre despierte y piense de una nueva manera.
¿Qué significa
esto?
¿Cómo un hombre
puede llevar el trabajo al lugar de entrada de las impresiones?
En suma, recordando
emocionalmente el trabajo.
Cuando a través
de una correcta observación de si el hombre comprende su propia incapacidad, y
constata su mecanicidad tanto más emocional llegará a ser el trabajo para él.
El trabajo puede
existir en nosotros como Hidrógeno 48.
Entonces esta
simplemente en la personalidad, como algo formatorio, en la memoria.
Puede existir
también en nosotros en términos de Hidrógeno 24. Entonces es emocional.
Puede llegar a
ser asimismo tan valioso, tan importante para nosotros, que empezará a tener la
intensidad de significado y significación que pertenece al Hidrógeno 12.
En este caso, la falsa personalidad empezará a derrumbarse y el hombre se
convertirá "en un niñito".
Si el amor de
un hombre ya no llega a él, a las ideas habituales que tiene de si, a su
extraña vanidad y estima de si —es decir, a la falsa personalidad— entonces la
dirección de su voluntad cambia.
Cuando la
valoración de la verdad de la enseñanza esotérica llega a ser más fuerte que la
valoración de si, empieza a obrar sobre el hombre.
Empieza a
considerar todas las cosas de distinto modo.
Su manera de
reaccionar a la vida exterior cambia por completo.
¿Por qué no
comprenden todos ustedes que la vida son impresiones?
Ya no reacciona
más a las impresiones según su personalidad mecánica diciendo siempre las
mismas cosas, sintiendo las mismas cosas, y así sucesivamente.
Empieza a obrar
según el trabajo, es decir, de una manera por completo nueva.
El trabajo
surge en el lugar donde la vida penetra en él como impresiones y permanece
junto a él.
Empieza a ver
la vida a través del trabajo y en lugar de perder el tiempo en centenares de inútiles
consideraciones internas o reacciones negativas, o de identificación, acude al
poder del trabajo para que lo ayude a cambiar esas reacciones mecánicas de las
que tiene ahora conciencia por la observación y a transformar su modo habitual
de tomar las cosas.
Empieza a vivir
más conscientemente en el punto donde la vida entra en la forma de impresiones.
Maurice Nicoll